Tener la piel sensible, o sufrir afecciones como la rosácea o la dermatitis, puede propiciar la aparición de rojeces en la cara. Y aunque a menudo se trata de un problema meramente estético, en algunas ocasiones estas rojeces pueden mermar la calidad de vida de quienes las padecen, e ir acompañadas de inflamación y picor.
Conocer las causas de las rojeces en la cara te permitirá saber cómo tratarlas y evitarlas, para lucir así una piel más saludable y homogénea.
¿Por qué aparecen las rojeces en la cara?
De forma general, la piel se sonroja cuando los vasos sanguíneos que se encuentran bajo ella, se dilatan o ensanchan, llenándose de más cantidad de sangre y provocando que la piel adquiera este color.
Por tanto, el enrojecimiento de la piel, que puede ser temporal o persistente, se forma normalmente en las zonas en las que los vasos sanguíneos están más cerca de la piel, como son las mejillas, la frente, el mentón o la nariz.
Causas del enrojecimiento de la piel
Las rojeces faciales pueden ser consecuencia de diversos factores; desde condiciones médicas subyacentes, hasta influencias externas o malos hábitos.
Estas son algunas de las causas más frecuentes:
- Rosácea. Esta afección médica provoca la dilatación de los vasos sanguíneos en la piel, lo que resulta en enrojecimiento, inflamación y a veces pústulas.
- Dermatitis. Se produce cuando la piel reacciona a una sustancia irritante o alérgica, como ciertos cosméticos, jabones o productos químicos, provocando enrojecimiento, inflamación y picazón.
- Dermatitis seborreica. Produce un enrojecimiento de la piel acompañado por descamación en zonas como la nariz, cejas y zona T, áreas en las que las glándulas sebáceas están más activas.
- Piel sensible. Las pieles sensibles son más propensas a sufrir enrojecimiento, ya que las terminaciones nerviosas en este tipo de piel son hipersensibles.
- Exposición solar. El daño solar es otra de las principales causas de las rojeces en la cara. Esta se produce cuando la piel se quema o irrita por una exposición prolongada a los rayos UV, sin protección adecuada.
- Clima extremo. En condiciones de mucho frío, viento o cambios bruscos de temperatura, los vasos sanguíneos pueden dilatarse y aumentar el enrojecimiento externo.
- Estrés y ansiedad. Sufrir estrés, ansiedad o vergüenza, pueden desencadenar una respuesta del sistema nervioso que dilata los vasos sanguíneos en el rostro, resultando en enrojecimiento temporal.
- Exfoliantes y tratamientos agresivos. El uso excesivo de exfoliantes químicos o físicos, o de tratamientos faciales agresivos, puede irritar la piel y provocar enrojecimiento.
- Alergias cutáneas: El contacto con alérgenos, como ciertos ingredientes en cosméticos, polen, o incluso metales, puede causar enrojecimiento, picazón e inflamación en la piel.
- Cambios hormonales: Los cambios hormonales, como los que ocurren durante el embarazo, la menopausia o el ciclo menstrual, pueden afectar la circulación sanguínea y la sensibilidad de la piel.
Tratamientos de las rojeces de la cara
Como hemos podido ver, las rojeces faciales pueden ser un síntoma de diversas condiciones o respuestas del cuerpo a factores internos o externos. Identificar la causa específica es crucial para determinar el tratamiento adecuado.
Seguir una rutina facial que se adapte a tu tipo de piel y evitar productos que causan irritación puede ayudar a combatir este problema.
Se recomienda usar limpiadores faciales con tensioactivos suaves y respetuosos con la piel. Mejor elegir fórmulas hipoalergénicas y testadas en pieles sensibles. En cuanto al uso de cremas hidratantes, son una mejor opción los productos con ingredientes como ceramidas, ácido hialurónico y niacinamida, que ayudan a calmar la piel irritada.
Por ejemplo, las ampollas para pieles sensibles de TOSKANI son una solución que rehidrata y revitalizan la barrera natural de la piel, reduciendo la sensibilidad en pieles sensibles. Estas ampollas también proporcionan un efecto antioxidante y ayudan a mejorar la textura y elasticidad de la piel propensa a las rojeces.
TOSKANI Glycomax es una solución de ácido glicólico ideal para tratar la rosácea, el fotoenvejecimiento y las estrías, ya que proporciona un efecto de peeling superficial. En casos severos o persistentes, pueden ser necesarios tratamientos con láser para reducir el enrojecimiento. Y si las rojeces persisten o se agravan, es conveniente consultar con un dermatólogo para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.